duelo

Cuando alguien se va, vive en nuestro recuerdo en nuestro corazón.

Se manifiesta en nuestras acciones, en nuestra vida misma, en las sonrisas, en las lágrimas, en el viento…

Como dice un cuento: “están en todas partes y en cualquier lugar”.

Despedirse es doloroso, la muerte nunca nos viene bien, siempre es hoy y a todos nos llega. Nos recuerda la impermanencia, la incontrolabilidad, lo efímero de nuestra existencia y que a la vez estamos compuestas de instantes.

La vida es ahora y aunque cuando alguien que queremos mucho se va, nos puede parecer que la vida no tiene sentido o que nos cuesta seguir en ella viviendo, un gran homenaje es VIVIR, así, con mayúsculas.

Vivir y que en cada latido de nuestro corazón viva esa persona que un día nos dios tanto amor, compañía, e incluso la vida misma.

Cuando el dolor baje su intensidad, el amor tomará su lugar. Porque cuando alguien se nos va hay una mezcla de dolor y amor, de tristeza y alegría, de ternura y de rabia.

Déjate vivir el proceso, el duelo tiene su peculiaridad en cada persona.

Que el amor, la ternura y todo lo vivido con esas personas que queremos tome esos rincones doloridos. Que apreciemos aún más estar vivos y hagamos de nuestra vida un homenaje. Porque la muerte tiene el poder de ponernos más en la vida que nunca

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