Los recuerdos que tenemos de lo que sucedió, lo que creímos que pasó, lo que nos caló. Muchas veces nos retiene en lo inconcluso, en el pasado, en nuestro estado niño.
Dejar de engañarnos y estar en el presente, el aquí y el ahora entendiendo que es lo que existe, el presente, nos libera.
Esto no significa negar el pasado, sino que nos lleva un trabajo muy profundo de esas fijaciones, experiencias, adaptaciones, porque ellas están contigo ahora, en cómo vives el presente, en cómo lo sientes, en cómo lo interpretas.
Dejad de querer llevar la razón, aceptar que estamos sujetas a interpretaciones, nos responsabiliza y nos acerca más a nosotros mismos.
Que el orgullo no te enjaule, que la memoria no te someta, que sean herramientas para tú liberación.
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